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TECNOLOGÍAS DE CONSERVACIÓN DE ALIMENTOS
TRATADOS CON ALTAS PRESIONES
Aguiar, et al.
Reciena Vol.3 Núm. 2 (2023): 59-65
TECNOLOGÍAS DE CONSERVACIÓN DE ALIMENTOS
TRATADOS CON ALTAS PRESIONES
Aguiar, et al.
Reciena Vol.3 Núm. 2 (2023): 59-65
Las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria
se encuentran actualmente en su punto más alto
debido a publicidad mundial sobre casos y brotes
de enfermedades transmitidas por alimentos. Estas
preocupaciones son ahora de máxima prioridad en el
ámbito político y agendas económicas de los gobiernos
a varios niveles. Una de las peores pesadillas para los
productores o procesadores de alimentos es tener
el nombre de su empresa aparece en un informe de
noticias como la fuente de una enfermedad transmitida
por los alimentos. Además de la pérdida de conanza
del consumidor y pérdida de ventas, también hay
aspectos legales sobre qué alimentos las empresas
deben estar preocupadas(1).
La creciente demanda de alimentos con características
lo más parecidas al producto fresco, que sean
mínimamente procesados, seguros y que conserven
sus cualidades nutricionales y organolépticas, ha
impulsado el desarrollo de nuevas alternativas
de conservación para preservar la calidad de los
productos para así satisfacer los gustos y necesidades
del consumidor. Los métodos no térmicos para la
conservación de alimentos están siendo actualmente
objeto de un gran número de investigaciones para
evaluar su potencial como una alternativa o como un
proceso complementario a los métodos tradicionales
de conservación(2).
Una de las tecnologías más prometedoras es el
tratamiento por Alta Presión Hidrostática (APH, en
inglés High Hydrostatic Pressure o HHP), también
llamada presurización, pascalización o simplemente
alta presión. Es una de las tecnologías más aceptadas
(reconocida por el Codex Alimentarius) y permite
conservar de forma más efectiva que los tratamientos
térmicos la calidad (sabor, aroma, color y vitaminas)
de determinados alimentos frescos e inactivar
microorganismos, esporas y enzimas, incrementando
su vida útil (en combinación con la refrigeración)
y facilitando su comercialización. Esta tecnología
destaca, por tanto, sobre los procesos térmicos(3).
El procesamiento a alta presión (HPP, por sus siglas
en inglés) es un proceso no térmico capaz de inactivar
y eliminar los microorganismos patógenos y que
deterioran los alimentos. Esta nueva tecnología tiene
un enorme potencial en la industria alimentaria,
controlando el deterioro de los alimentos, mejorando
la seguridad alimentaria del producto mientras
conserva las características de los alimentos frescos,
sin conservantes y mínimamente procesados(2).
1. INTRODUCCIÓN
Según un estudio publicado en la revista Food Control,
"la tecnología HPP es una alternativa a los métodos
tradicionales de conservación de alimentos porque
puede mejorar la calidad sensorial y nutricional
de los alimentos mientras se asegura su seguridad
microbiológica"(4).
Además, "la tecnología HPP también puede ser
utilizada para extender la vida útil de los alimentos sin
necesidad de aditivos químicos"(5). Otras tecnologías
de conservación de alimentos incluyen el tratamiento
térmico, la irradiación y el uso de conservantes
químicos. Sin embargo, estas tecnologías pueden tener
efectos negativos en la calidad nutricional y sensorial
de los alimentos. Por ejemplo, “el tratamiento térmico
puede reducir signicativamente el contenido de
nutrientes en los alimentos y afectar su sabor y textura”.
Los alimentos constituyen un medio de cultivo ideal
para el crecimiento de microorganismos y son muchas
las causas que pueden inuir negativamente sobre su
calidad, ya sea por factores intrínsecos del alimento
debido a su contenido en nutrientes, la disponibilidad
de agua, el pH, etc., o por factores extrínsecos como la
temperatura de almacenamiento, la humedad relativa,
la exposición a la luz solar y el aire, la manipulación
y el procesado de las materias primas, etc. Las
bacterias, junto con hongos lamentosos y levaduras
son, generalmente, los contaminantes más frecuentes
causantes de la alteración de los alimentos(6).
La conservación de los alimentos persigue como
objetivo primordial mantener un producto en perfectas
condiciones higiénicas y preservar sus cualidades
reológicas y organolépticas(7).
Las altas presiones, por todas sus ventajas y
características, cuentan con aplicaciones de muy
diversa índole en la industria alimentaria, la mayoría
de ellas orientadas a la conservación de los alimentos.
Japón fue el país pionero en el desarrollo de la alta
presión para su utilización en la industria alimentaria,
hacia la década de los ochenta, y fue ya en 1992
cuando salieron al mercado los primeros productos
tratados por alta presión, seguido por Estados Unidos,
Alemania, Francia y España(8).
Debido al éxito comercial que supuso la presurización
en mermeladas y otros productos contados, se han
comercializado también jaleas y mariscos en Japón,
ostras y guacamole en Estados Unidos y jugos de fruta
en Francia, México y Reino Unido(9).
En algunos trabajos(10) se describen todas estas
aplicaciones para distintos grupos de alimentos.