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REVITALIZACIÓN DE SABERES ANCESTRALES Y EMPODERAMIENTO
FEMENINO EN LA AGRICULTURA DE LOS PASTOS
Vásquez, et al.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE HIPOADRENOCORTICISMO PRIMARIO
(ENFERMEDAD DE ADDISON) EN PERROS: REVISIÓN Y ACTUALIZACIÓN
Vásquez, et al.
Reciena Vol.5 Núm.1 (2025): 43 - 53
IMPACTO DE LA AGROINDUSTRIA EN EL DESARROLLO ECONÓMICO Y
SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL EN ECUADOR
Caiza, et al.
DIAGNOSIS AND TREATMENT OF PRIMARY HYPOADRENOCORTICISM
(ADDISON'S DISEASE) IN DOGS: REVIEW AND UPDATE
El hipoadrenocorticismo (HAC) es una enfermedad rara
en perros caracterizada por la producción insufciente
de mineralocorticoides y/o glucocorticoides de la zona
cortical de las glándulas suprarrenales. El HAC se
puede clasifcar en una forma primaria, causada por
la destrucción de ambas glándulas suprarrenales y una
forma secundaria (menos frecuente), causada por la
secreción reducida de hormona adrenocorticotrópica
(ACTH) por el lóbulo anterior de la glándula hipófsis
o adenohipófsis. El HAC primario "clásico", o
enfermedad de Addison, es la forma más común
(alrededor del 95% de los casos) y es causada por
la destrucción inmunomediada de las tres capas de
la corteza suprarrenal. La mayoría de los casos de
hipoadrenocorticismo primario se caracterizan por
una secreción insufciente de glucocorticoides y
mineralocorticoides, lo que produce hipocortisolemia
y alteraciones electrolíticas (hiponatremia e
hiperpotasemia). Sin embargo, hasta el 30% de los
perros con hipoadrenocorticismo primario pueden
tener niveles normales de electrolitos en el momento del
diagnóstico. Para diagnosticar esta rara enfermedad se
realiza una prueba de estimulación con ACTH sintética
e implica la medición de los niveles de cortisol séricos
basales y post estimulación de ACTH. Una vez realizado el
diagnóstico se debe instaurar una terapia farmacológica
adecuada, con fármacos específcos para esta patología
que, si no se trata, puede ser potencialmente grave y
mortal. Serán necesarios análisis emato-biochimicos
y controles clínicos periódicos para evaluar la correcta
respuesta al tratamiento farmacológico.
Palabras clave:
Hipoadrenocorticismo, Morbo de Addison,
Perros, Medicina Interna, Endocrinología, Veterinaria.
Hypoadrenocorticism (HAC) is a rare disease in
dogs characterized by insufcient production of
mineralocorticoids and/or glucocorticoids from the
cortical zone of the adrenal glands. HAC can be classifed
into a primary form, caused by destruction of both
adrenal glands, and a secondary (less common) form,
caused by reduced secretion of adrenocorticotropic
hormone (ACTH) by the anterior lobe of the pituitary
gland or adenohypophysis. "Classical" primary HAC,
or Addison's disease, is the most common form
(about 95% of cases) and is caused by immune-
mediated destruction of all three layers of the adrenal
cortex. Most cases of primary hypoadrenocorticism
are characterized by insufcient secretion of
glucocorticoids and mineralocorticoids, resulting
in hypocortisolaemia and electrolyte disturbances
(hyponatremia and hyperkalaemia). However, up
to 30% of dogs with primary hypoadrenocorticism
may have normal electrolyte levels at the time of
diagnosis. To diagnose this rare disease, a synthetic
ACTH stimulation test is performed and involves the
measurement of basal and post-ACTH stimulation
serum cortisol levels. Once the diagnosis has been
made, appropriate pharmacological therapy should
be instituted, with specifc drugs for this pathology,
which, if lef untreated, can be potentially serious and
fatal. Hematic and biochemical analyses and periodic
clinical controls will be necessary to evaluate the
correct response to pharmacological treatment.
Palabras clave:
Hypoadrenocorticism, Addison's disease,
Dogs, Internal medicine, Endocrinology, Veterinary.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE HIPOADRENOCORTICISMO
PRIMARIO (ENFERMEDAD DE ADDISON) EN PERROS: REVISIÓN Y
ACTUALIZACIÓN
https://reciena.espoch.edu.ec/index.php/reciena/index
ISSN
2773 - 7608
ARTÍCULO ORIGINAL
Recibido:
13/02/2025 ·
Aceptado:
28/03/2025 ·
Publicado:
10/04/2025
1 Elsa Flor Ordóñez Bravo*eordonez@uea.edu.ec
iD
3Álvaro Andrés Auquilla Ordoñezandres.auquilla.ordonez@gmail.com
iD
2 Daysi Lorena Caiza Lópezdl.caizal@uea.edu.ec
iD
4Andrea Estefanía Fierro Ricaurteandreafierro18@hotmail.com
iD
1 Carrera de Medicina Veterinaria, Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, Riobamba, Ecuador.
2 Società Cooperativa Agricola Circe, Dipartimento di Ricerca e Sviluppo, Latina, Italia.
E-mail:
* antoniomurillovet@gmail.com
ABSTRACT
RESUMEN
44
REVITALIZACIÓN DE SABERES ANCESTRALES Y EMPODERAMIENTO
FEMENINO EN LA AGRICULTURA DE LOS PASTOS
Vásquez, et al.
Reciena Vol.5 Núm.1 (2025): 43 - 53
El hipoadrenocorticismo o enfermedad de
Addison en perros es un síndrome resultante de
la producción insufciente de glucocorticoides y/o
mineralocorticoides por parte de la sustancia cortical
de las glándulas suprarrenales. Estas dos categorías de
hormonas son absolutamente indispensables para el
organismo y su defciencia es potencialmente mortal
para el animal[1].
La prevalencia de esta enfermedad es baja y cuando se
combina con signos clínicos vagos y anomalías clínico-
patológicas inespecífcas, hace que el diagnóstico sea
un verdadero desafío para el veterinario especialista
en medicina interna. El diagnóstico clínico correcto se
ayuda de pruebas complementarias y únicamente es
defnitivo mediante test de laboratorio especializados.
El objetivo del presente trabajo fue realizar una revisión
bibliográfca sobre el hipoadrenocorticismo primario
en perros y actualizar el protocolo para un correcto
diagnóstico y tratamiento en la medicina interna de la
enfermedad.
La síntesis y secreción de cortisol, el exponente más
importante de los glucocorticoides, está regulada
por el eje hipotálamo-hipofsario-adrenal a través de
mecanismos clásicos de retroalimentación positiva y
negativa (Figura 2).
Se realizo una búsqueda de artículos científcos
indexados de revistas Q1 y Q2 de medicina veterinaria
en PubMed y Google académico, con las palabras clave
“hipotiroidismo canino”, “hipotiroidismo en perros”,
“enfermedad de Addison canina”, “fsiopatología
glándulas adrenales en perros”, “diagnóstico
de hipotiroidismo en perros” y “tratamiento de
hipotiroidismo en perros”. Se excluyeron trabajos de
tesis, abstracts y artículos no indexados en bibliografías
científcas. Se recopilaron los trabajos mas relevantes y
se preparo un artículo práctico de fácil interpretación
para el trabajo del médico veterinario en su rutina
clínica.
Las glándulas suprarrenales se componen de una
porción interna, llamada médula, que secreta
catecolaminas, y una porción externa, llamada corteza.
Esta última se divide a su vez, desde el punto de vista
histopatológico, en tres capas que, procediendo del
exterior hacia el interior, son: la zona glomerular
encargada de la producción de mineralocorticoides
(aldosterona), la zona fasciculada encargada de la
síntesis de glucocorticoides (cortisol) y la zona reticular
en la que se producen los andrógenos (Fig. 1). [2].
Los glucocorticoides desempeñan un papel vital
en el mantenimiento de la homeostasis normal del
organismo, además de contrarrestar los efectos
del estrés, el cortisol potencia los efectos de las
catecolaminas sobre los vasos, mantiene la presión
arterial normal, estimula la gluconeogénesis hepática
y el catabolismo de proteínas y grasas y asegura la
correcta funcionalidad e integridad de la mucosa
gastrointestinal.
La defciencia de cortisol conduce por tanto a una
mayor sensibilidad al estrés, a la incapacidad de
mantener el tono vascular, la integridad endotelial y
la consiguiente hipotensión, hipoglucemia y debilidad
1. INTRODUCCIÓN
2. METODOLOGÍA
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Figura 1.
Imagen esquematizada(izquierda) y corte
histológico (derecha, aumento a 35x) de la glándula
adrenal en el perro.
Figura 2.
Eje hipotálamo-hipófsis-adrenal. ADH:
hormona antidiurética; ACTH: corticotropina; CRH:
hormona liberadora de corticotropina. Adaptado de [4].
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(ENFERMEDAD DE ADDISON) EN PERROS: REVISIÓN Y ACTUALIZACIÓN
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muscular, síntomas gastrointestinales como disorexia/
anorexia, vómitos y diarrea. [2, 3].
La síntesis y secreción de aldosterona, principal
representante de los mineralocorticoides, está
regulada por el eje renina-angiotensina, por la
concentración plasmática de potasio y en medida
casi insignifcante, por la concentración de ACTH.
Al aumentar la absorción de sodio (e indirectamente
de agua) y la secreción de iones potasio e hidrógeno
a nivel renal y en otros sitios menos relevantes,
la aldosterona juega un papel fundamental para
asegurar el equilibrio salino del organismo y también
condiciona en parte su pH[5]
Por lo tanto, una defciencia de aldosterona conduce al
desarrollo de alteraciones electrolíticas (hiponatremia,
hipocloremia, hiperpotasemia y acidosis metabólica).
Las pérdidas de agua resultantes de la incapacidad
de retener sodio y cloruro conducen a una reducción
del líquido extracelular que, con el tiempo,
inevitablemente resulta en un estado de hipovolemia,
hipotensión, reducción del gasto cardíaco, reducción
de la fltración glomerular y azotemia prerrenal[6].
En los perros, el hipoadrenocorticismo tiene una
prevalencia aproximada de entre el 0,06% y el 0,28%
[7]. Se puede clasifcar en:
-
forma primaria
(alrededor del 95% de los casos)
causada por una destrucción de ambas glándulas
suprarrenales, resultante en la mayoría de los casos
por un mecanismo autoinmune.
-
forma secundaria
causada por una secreción
reducida de la hormona trófca específca (hormona
adrenocorticotrópica o ACTH) por la glándula
adenohipófsis.
La forma secundaria generalmente es consecuencia
de procesos neoplásicos y con menos frecuencia
de problemas infamatorios traumáticos[6, 7]. En
el último caso se caracterizan por una tendencia
"fuctuante", mientras que la llamada crisis
addisoniana generalmente se desencadena por un
evento estresante agudo.
Los signos más frecuentes reportados por los
propietarios de perros que padecen insufciencia
suprarrenal son:
1) Por defciencia de glucocorticoides: anorexia/
disorexia, vómitos, letargo/depresión, debilidad/
astenia, pérdida de peso, diarrea y temblores; más
raramente también poliuria, polidipsia y dolor
abdominal.
2) Por defciencia de mineralocorticoides: tienden
a ser más graves e intensos con deshidratación
severa que puede provocar colapso y shock
hipovolémico. Con menor frecuencia, se pueden
observar convulsiones hipoglucémicas, calambres
musculares y hemorragia gastroentérica.
Al igual que los signos, los hallazgos clínicos (Tabla
1) son extremadamente vagos e inespecífcos,
confundiéndose fácilmente con patologías renales,
gastrointestinales, neuromusculares e infecciosas
(patologías que también son mucho más frecuentes en
perros, en comparación con el hipoadrecortisismo).
Los cambios que el veterinario puede detectar durante
el examen clínico son: mal estado general, letargo,
debilidad, deshidratación severa, dolor abdominal,
bradicardia, pulso débil, hipotermia, tiempo de
llenado capilar reducido y otros signos de shock
hipovolémico (la mayoría de los pacientes presentan
presión arterial sistólica baja).
Diagnóstico
Para llegar a un diagnóstico de esta patología, el
veterinario dependiendo de la presentación del
paciente y de la visita clínica posterior, puede solicitar
algunas pruebas de laboratorio e instrumentales
como examen hemocromocitometrico, perfl
bioquímico, ecografía abdominal, radiografía de
tórax, electrocardiograma y endocrinología (Tabla
2). Cada una de estas pruebas diagnósticas puede
proporcionar información importante que ayude a
identifcar la patología.
- Examen Hemocromocitometrico:
Las
alteraciones más frecuentemente encontradas
Tabla. 1.
Signos clínicos de hipoadrenocorticismo primario
(en orden de frecuencia aproximativa decreciente).
−
Anorexia
−
Letargia/depresión
−
Vómito
−
Debilidad
−
Pérdida de peso
−
Desarrollo fuctuante
−
Deshidratación
−
Diarrea
−
Anterior respuesta favorable a la terapia
−
Colapso
−
Hipotensión
−
Hipotermia
−
Tiempo de llenado capilar lento
−
Temblores
−
Poliuria/Polidipsia
−
Melena
−
Pulso débil
−
Bradicardia (<60bpm)
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en el hemograma completo están representadas
por un estado leve de anemia normocítica
normocrómica no regenerativa y mucho más
frecuente, por un cuadro de linfocitosis y
eosinoflia.
- Perfl Bioquímico:
En cuanto a otras
alteraciones del perfl bioquímico, las más
frecuentes son sin duda las relacionadas con la
función renal. El aumento de urea y creatinina
suele deberse a una insufciencia “prerrenal”
grave resultante de un estado de hipovolemia,
hipotensión y reducción de la perfusión renal.
- Análisis de orina:
la azotemia prerrenal
generalmente es asociada a una orina
concentrada (Peso específco >1030), mientras
en la insufciencia renal primaria a menudo se
presenta isostenuria o solo orina ligeramente
concentrada (1008-1025). Sin embargo, algunos
casos graves de HAC pueden comprometer
la capacidad de concentración, porque la
perdida crónica de sodio reduce el gradiente
de concentración de la médula renal. Por lo
tanto, los hallazgos de laboratorio en orina
pueden ser similares a los presentados en la
enfermedad renal crónica.
- Electrolitos:
Las alteraciones electrolíticas
características del hipoadrenocorticismo
o enfermedad de Addison se deben a una
defciencia de la hormona aldosterona.
Por este motivo, en los perros afectados de
insufciencia suprarrenal secundaria, la
determinación de las concentraciones de
electrolitos no tiene ninguna utilidad (la
producción de aldosterona está controlada
sólo en una medida insignifcante por la
ACTH), mientras que en la forma primaria
(o al menos en ese 70% de los casos en los
que hay defciencia de mineralocorticoides
además de defciencia de glucocorticoides) es
de fundamental importancia.
La hiperpotasemia y la hiponatremia son consecuencia
directa de la falta de acción de la aldosterona a nivel
renal, lo que conduce inevitablemente a una grave
pérdida de sodio y por tanto de agua, hipovolemia,
insufciencia prerrenal y acidosis metabólica (por
incapacidad de eliminar iones hidrógeno a nivel del
túbulo renal). Una relación sodio:potasio inferior a 27
puede ser sugestiva de hipoadrenocorticismo, aunque
no siempre es patognomónico, ya que también puede
ser inducido por otras condiciones patológicas.
- Diagnóstico por Imagen:
Los perros con
hipoadrenocorticismo pueden mostrar
signos radiográfcos de hipovolemia. La
gravedad de los hallazgos radiográfcos antes
mencionados suele estar relacionada con el
grado de hipovolemia, por lo que será mayor
en sujetos que además presenten insufciencia
de mineralocorticoides. La ecografía de las
glándulas suprarrenales (Figura 3) puede
ser una herramienta diagnóstica útil para
la enfermedad de Addison, especialmente
como prueba de detección en las patologías
que afectan la morfología, estructura y
ecogenicidad de las glándulas suprarrenales.
Tabla. 2.
Hallazgos de laboratorio en el
Hipoadrenocorticismo primario en perros.
Hematología:
−
Linfocitosis
−
Eosinoflia
−
Neutropenia relativa
−
Anemia (generalmente normocítica,
normocrómica, no regenerativa, pero puede
ser también una anemia por perdida sanguínea
asociada a hemorragia gastrointestinal).
Perfl Bioquímico:
−
Azotemia
−
Hiponatremia (<135 mmol/L [<135 mEq/L]
−
Hiperpotasemia (>5,5 mmol/L [>5,5 mEq/L]
−
Reducción en el ratio Na:K (< 25:1)
−
Reducción en la concentración de bicarbonato y CO
2
total
−
Hipocloremia
−
Hipercalcemia
−
Hipoglicemia
Análisis de orina:
−
Peso especifco variable (generalmente poco
concentrado: 1015-1030)
Examen Endocrino:
−
Baja concentración basal de cortisol sérico con falta
de estimulación en respuesta a la suministración de
ACTH
−
Aumento de la concentración plasmática de ACTH
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- Electrocardiograma(ECG):
Los perros afecta-
dos de hipoadrenocorticismo presentan fre-
cuentemente anomalías electrocardiográfcas
debidas principalmente a una concentración
excesiva de potasio en sangre (Tabla 3).
- Endocrinología:
El cortisol sérico basal ha
demostrado ser un test útil de screening en
perros con signos compatibles con HAC.
La enfermedad es poco probable cuando la
concentración sérica de cortisol es > 55nmol/L.
Una concentración basal <55nmol/L no puede
confrmar un diagnostico de HAC y se debe
utilizar el test de estimulación con ACTH. La
prueba de estimulación con ACTH (Figura 4)
es una prueba específca que evalúa la reserva
hormonal suprarrenal y es, hasta la fecha, el
método considerado el “Gold Standard” para
confrmar el diagnóstico de HAC primario o
enfermedad de Addison.
Figura 3.
Ecografía modo B y Doppler Color de las
glándulas suprarrenales (a) izquierda y (b) derecha en el
perro. Colores con tendencia al rojo indican fujo arterial,
colores con tendencia al azul indican fujo venoso. Imágenes
propias no publicadas, proporcionadas por los autores.
Figura 4.
Figura 4. Test de estimulación con ACTH. El
tiempo de medición post estimulación puede variar de 30
a 60 minutos después de la aplicación hormonal EV en
el animal. Adaptado de laboratorios Dechra Veterinary
Products s.r.l. [8].
Tabla. 3. Alteración del ECG con hiperpotasemia en perros.
> 5,5 mmol/L (>5,5 mEq/L): pico de la onda T, acortamiento
del intervalo Q-T
> 6,5 mmol/L (>6,5 mEq/L): aumento de la duración del
intervalo QRS
> 7,0 mmol/L (>7,0 mEq/L): amplitud de la onda P
disminuida; intervalo P-R incrementado
> 8,5 mmol/L (>8,5 mEq/L): onda P ausente, grave
bradicardia (ritmo sinusal-ventricular)
ABORDAJE TERAPÉUTICO
El abordaje terapéutico del hipoadrenocorticismo
varía dependiendo de si el paciente presenta el caso
de crisis suprarrenal (crisis de Addison) o hallazgos
clínicos que indiquen una enfermedad crónica pero
hemodinámicamente estable. La crisis de Addison
es una afección peligrosa que requiere tratamiento
inmediato, ya que un retraso en las medidas
terapéuticas, por ejemplo, esperar los resultados del
laboratorio, puede ser fatal para el paciente[9,10].
Los objetivos de la terapia de emergencia son la
corrección de la hipotensión, la hipovolemia y
en particular los desequilibrios electrolíticos. El
tratamiento de la hiperpotasemia, acidosis metabólica,
hipoglucemia y cuando esté presente la anemia.
Por tanto, los aspectos más destacados de la terapia
consisten en:
- la elección de la fuidoterapia adecuada
- la correcta integración hormonal
- el manejo de la hiperpotasemia
- las terapias de soporte.
En cuanto a la terapia crónica del hipoadrenocorticismo
primario, ésta se basa en la correcta integración
hormonal proporcionada sea por el componente
glucocorticoide y mineralocorticoide en el caso de
la forma típica (defciencia de ambos componentes),
o sólo del componente glucocorticoide en el caso
de la forma atípica (defciencia del componente
glucocorticoide) [9,10,11].
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TERAPIA DE CRISIS ADDISONIANA
Terapia de fuidos
La fuidoterapia constituye el punto crucial de la tera-
pia de crisis de Addison, dado que el tratamiento del
shock es una prioritario en estos pacientes. La elec-
ción de una fuidoterapia adecuada a las necesidades
del paciente generalmente permite corregir parcial-
mente las alteraciones electrolíticas que ponen en
riesgo la vida. Se aconseja la aplicación de un catéter.
por vía intravenosa a nivel de la vena yugular o cefálica
antes de proceder a la administración de cualquier fár-
maco o líquido se debe recoger una muestra de orina
y realizar una punción venosa para determinaciones
hematobioquímicas básicas y para la medición de cor-
tisol basal en sangre[12].
Se procede a la inoculación de hormona adrenocorti-
cotrópica (ACTH, a dosis de 5 µg/kg hasta un máximo
de 250 µg por vía intravenosa) para probar la respuesta
suprarrenal y al mismo tiempo iniciar la fuidoterapia
(Tabla 4). La solución fsiológica (cloruro de sodio al
0,9%) representa el fuido de elección en esta fase de la
patología. Este cristaloide, de hecho, además de corre-
gir la hipovolemia y la hipotensión, contrarresta la hi-
ponatremia y la hipocloremia (aportando sodio y clo-
ro), también reduce la hiperpotasemia simplemente
diluyéndolo (ya que no contiene potasio), mejorando
tanto la perfusión renal como la fltración glomerular
(por lo tanto, se excreta más potasio de los riñones)
[7,12].
Las posibles desventajas derivadas del uso de este fui-
do son su potencial efecto ácido y el riesgo de inducir
un aumento demasiado rápido de la natremia. De he-
cho, durante la hiponatremia prolongada, el encéfalo
implementa mecanismos de adaptación para prevenir
el edema cerebral[1,2,7].
Los afectados por hiponatremia crónica provocan
un estrés osmótico severo en las células cerebrales,
incapaces de reaccionar a la nueva situación precisa-
mente debido a los mecanismos adaptativos que han
puesto en marcha el daño causado al tejido cerebral se
hace evidente a través de posibles signos neurológicos
[13,14]. Por lo tanto, los niveles de sodio deben contro-
larse cuidadosamente durante la terapia de la crisis ad-
disoniana, limitando su crecimiento a un máximo de
10-12 mEq/L/día evitando el uso de soluciones salinas
hipertónicas [7,12, 13, 14].
En pacientes hipotensos e incluso hipoproteinémicos
también se puede considerar el uso de coloides admi-
nistrados en bolo a dosis de 5ml/kg durante 30 minu-
tos. En la fase inicial del tratamiento, el shock debe
tratarse con infusión de solución salina en bolo de 20-
30 ml/kg durante 20 minutos hasta que el paciente esté
hemodinámicamente estable (hasta 60-90 ml/kg/h en
las primeras 1-2 horas) [15].
Una vez que el paciente esté estable y la hipovolemia
se haya resuelto (frecuencia cardíaca normal, presión
arterial sistémica 90-100 mmHg, lactatos sanguíneos
disminuidos en un 50% o normalizados y mejoría del
sensorio), se puede iniciar una fuidoterapia que ten-
ga en cuenta los requerimientos de mantenimiento, el
porcentaje de deshidratación y las pérdidas resultan-
tes por vómitos/diarrea y poliuria/polidipsia (muy im-
portante de controlar, posiblemente mediante catete-
rismo urinario, sobre todo para asegurarse de que no
se observen daños renales con consecuente oliguria o
anuria). Generalmente la dosis obtenida que conside-
ra estas variables es de 90-120ml/kg/día (3,75-5ml/kg/
hora) [7,15,16].
La solución salina puede reemplazarse con solución de
Ringer cuando las concentraciones de electrolitos séri-
cos hayan regresado a los rangos fsiológicos (general-
mente después de 12 a 24 horas de terapia). Por último,
si sospecha o tiene la certeza de padecer hipoglucemia,
es aconsejable integrar en la fuidoterapia dextrosa al
50%, para obtener una solución con una concentración
fnal de dextrosa del 5% [12,16].
Suplementación hormonal
Una vez obtenida la muestra de sangre necesaria para
Tabla. 4.
Protocolo para el examen endocrino de
hipoadrenocorticismo en perros. Test de estimulación con
ACTH
Protocolo
−
Obtener una muestra de suero o de plasma para la
cuantifcación basal de cortisol (Cualquier terapia
con glucocorticoides deben ser suprimidas al menos
24h antes del test)
−
Inyectar 5µg/kg de ACTH sintética IV.
−
Obtener una segunda muestra para la cuantifcación
de cortisol 30-90 minutos después.
Interpretación
−
En el perro sano, las concentraciones de cortisol pre-
ACTH están generalmente comprendidas entre 20 y
250 nmol/L (0,7 y 9,1 µg/dL)
−
Respuestas reducidas a la estimulación con ACTH
se observan también en el hipoadrecorticismo
primario (enfermedad de Addison); en general las
concentraciones de cortisol sea pre- que post-ACTH
son <20 nmol/L (<0,7 µg/dL), pero raramente sucede
que la concentración de cortisol post-ACTH muestre
alguna respuesta hasta 100 nmol/L (3,6 µg/dL)
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detectar la cortisolemia post-estimulación con ACTH,
se puede iniciar el tratamiento con glucocorticoides
y mineralocorticoides. Es muy importante tener en
cuenta que las dosis de corticoides generalmente reco-
mendadas deben ser de 3 a 10 veces superiores a las
dosis fsiológicas o incluso superiores en pacientes he-
modinámicamente inestables.
Una buena opción inicial puede ser la dexametasona
administrada por vía intravenosa a dosis de 0,5-2 mg/
kg, repetida cada 2-6 horas a dosis de 0,05-0,1 mg/kg.
Una ventaja importante de este fármaco es que, a dife-
rencia de otros glucocorticoides, no presenta reacción
cruzada con el método de determinación del cortisol,
por lo que puede administrarse al paciente inmediata-
mente, incluso antes de realizar el test de estimulación
con ACTH [7,12,17].
Además, la dexametasona, aunque disminuye la pro-
ducción de cortisol en respuesta a la administración
de ACTH hasta en un 35% durante 1-3 días dependien-
do de la dosis administrada, todavía nos permite dis-
tinguir los resultados de la prueba de estimulación de
perros con patologías no suprarrenales de los perros
afectados por hipoadrenocorticismo [12,17].
Las alternativas a la dexametasona son: a) predniso-
lona succinato sódico IV a una dosis de 1-2 mg/kg y
repetida cada 6 horas a una dosis de 0,5 mg/kg, b) hi-
drocortisona hemisuccinato o fosfato IV a una dosis de
5 mg/kg y repetida cada 6 horas a una dosis de 1 mg/
kg o como infusión continua a una dosis de 0,625 mg/
kg/hora. El hemisuccinato de hidrocortisona tiene la
ventaja de tener actividad mineralocorticoide y pue-
de disminuir la cantidad de líquido necesaria para la
reanimación [11]. Es aconsejable administrarla en in-
fusión constante y continuar con este protocolo hasta
que sea posible cambiar a suplementación con gluco-
corticoides orales. La terapia con mineralocorticoides
es necesaria para mantener el equilibrio electrolítico
del cuerpo, se debe considerar la suplementación en
pacientes en shock que no responden a la fuidoterapia
incluso antes de confrmar el diagnóstico.
Uno de los fármacos más utilizados por su extrema
efcacia y el único cuyo uso está permitido en el ám-
bito veterinario, es el pivalato de desoxicorticosterona
(DOCP) (Zycortal®), una hormona mineralocorticoide
pura, que a diferencia de otros mineralocorticoides tie-
ne una actividad glucocorticoide muy limitada. La do-
sis inicial sugerida por la compañía farmacéutica es de
2,2 mg/kg por vía subcutánea. Sin embargo, estudios
recientes han demostrado que dosis iniciales más bajas
(1,5 mg/kg por vía subcutánea) son sufcientes para un
excelente control de la enfermedad [17,18].
Una ventaja importante del DOCP es que no causa
efectos secundarios, incluso cuando se administra a
perros en los que no está confrmado el diagnóstico de
hipoadrenocorticismo[19,20]. Una alternativa al DOCP,
durante la terapia de la crisis addisoniana, estuvo re-
presentada por el hemisuccinato de hidrocortisona,
un fármaco que tiene actividad tanto glucocorticoide
como mineralocorticoide y que es muy confable en el
tratamiento del hipoadrenocorticismo humano. Por
último, cabe mencionar el acetato de fudrocortisona
(Florinef®), que sin embargo rara vez se utiliza en crisis
suprarrenales agudas, ya que sólo está disponible en
comprimidos.
Terapia adyuvante
En la mayoría de los casos, las anomalías electrolíticas
se resuelven únicamente con el reemplazo de líquidos.
En casos raros en los que la solución salina no es suf-
ciente para reducir rápidamente los niveles de potasio
circulante y el paciente presenta síntomas (bradicar-
dia, ausencia de onda P o prolongación del intervalo
P-R en el ECG), pueden ser necesarias otras estrategias.
Para proteger el miocardio de la hiperpotasemia, se
puede considerar la infusión intravenosa de gluconato
de calcio al 10% (0,5-1 ml/kg/2-10 ml/animal en 10-20
minutos), teniendo cuidado de monitorear continua-
mente el ECG durante la infusión y suspendiéndola
inmediatamente si surgen arritmias. Este tipo de tra-
tamiento no tiene ningún efecto directo sobre los nive-
les de potasio, pero se limita a contrarrestar temporal-
mente (unos 30 minutos) los efectos colosales que éste
ejerce sobre la función miocárdica [21].
Alternativamente, para disminuir las concentraciones
de potasio, se puede recurrir a la administración IV de
glucosa (1-2 g por unidad de insulina) e insulina (0,2
UI/kg) en infusión continua. La promoción de la entra-
da de glucosa a las células determina el paso de iones
potasio del compartimento vascular al intracelular, con
la consiguiente disminución de la potasemia.
Además, es posible realizar una inoculación intramus-
cular o intravenosa de insulina regular a una dosis de
0,06-0,125 U/kg asociada a la administración simultá-
nea de 20 ml de solución de glucosa al 10% por cada
unidad de insulina. En los casos en que la hiperpotase-
mia y la acidosis no mejoran con una simple fuidote-
rapia, también se puede considerar la administración
de bicarbonato de sodio ya que el aumento del pH pro-
mueve la entrada de potasio a las células. Estos deben
infundirse por vía intravenosa en cantidades equiva-
lentes a aproximadamente el 25-50% del défcit calcu-
lado durante un período de 6 horas.
50
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Otras terapias de apoyo incluyen posibles transfusio-
nes con componentes sanguíneos en pacientes con
anemia severa secundaria a sangrado gastrointestinal,
gastroprotectores (sucralfato, anti-H2, inhibidores de
la bomba de protones), antieméticos (maropitant, me-
toclopramida, ondansetrón) y antibióticos en pacientes
con vómitos, diarrea, úlceras del tracto gastrointestinal
o enfermedad ileoparalítica [2,7,12].
TERAPIA DE MANTENIMIENTO
Mineralocorticoides
El fármaco de primera elección para la suplementación
con mineralocorticoides en el curso de hipoadrenocor-
ticismo primario es el pivalato de desoxicorticostero-
na (DOCP, Zycortal®). Como segunda opción se puede
utilizar acetato de fudrocortisona (Florinef®). Los su-
jetos que tienen electrolitos normales al momento del
diagnóstico (hipoadrenocorticismo primario atípico)
no requieren suplementación con mineralocorticoi-
des, pero deben someterse a un monitoreo seriado de
electrolitos para controlar el desarrollo de anomalías
electrolíticas y la necesidad de suplementación con mi-
neralocorticoides [7,22,23].
DOCP, una hormona mineralocorticoide pura que, a
diferencia de otros corticoides minerales, tiene una
actividad glucocorticoide muy limitada, es el fármaco
de elección para el tratamiento de la enfermedad de
Addison en perros. Es un éster insoluble de desoxicor-
ticosterona, formulado en suspensión microcristalina
para administrar por vía subcutánea o intramuscu-
lar[23], efectivo a las pocas horas de su inoculación y
con una larga duración de acción (aproximadamente
25-30 días). En el mercado es común el farmaco Zycor-
tal® (Dechra Veterinary Products) y como mineralocor-
ticoide registrado para el tratamiento de la enfermedad
de Addison en perros. En los estudios farmacológicos
realizados, se prevee la administración de 2,2 mg/kg de
Zycortal® por vía subcutánea aproximadamente cada
25 días [2,7,23]. Sin embargo, estudios recientes han
demostrado que dosis iniciales más bajas (1,5 mg/kg)
suelen ser sufcientes para un excelente control de la
enfermedad [7,11,23].
Existe solo un estudio publicado que ha evaluado el in-
tervalo de tiempo entre una administración y otra de
DOCP y se realizó en sujetos tratados con Percorten-V
[13] y no con Zycortal®. Es posible, de hecho, que mu-
chos sujetos puedan estar bien controlados incluso con
un intervalo de administración ligeramente superior a
los 25-30 días recomendados. Sin embargo, como hasta
la fecha no existen estudios publicados sobre este tema
con Zycortal®, la recomendación es no superar los 30
días entre una administración y la siguiente. Se trata
de un intervalo de tiempo que permite reducir el coste
del medicamento y es fácil de recordar tanto para el
propietario como para el veterinario[22].
Dado que el DOCP es un mineralocorticoide, el compo-
nente glucocorticoide debe proporcionarse mediante
una suplementación diaria de prednisolona/predniso-
na 0,1-0,25 mg/kg diarios vía oral. Es importante moni-
torear al perro sometido a terapia con DOCP realizando
la primera evaluación de electrolitos 10 a 15 días des-
pués de la administración del medicamento y la segun-
da a los 25 a 30 días después de la administración del
medicamento durante los primeros 1 a 2 meses, hasta
que se alcance la dosis y el intervalo de administración
correctos. El control de los 10-15 días (actividad máxi-
ma del fármaco) tiene como objetivo evaluar si son
necesarios ajustes de dosis, mientras que el control de
los 25-30 días se utiliza para modifcar el intervalo de
administración[22, 24].
En el seguimiento terapéutico, en lugar de utilizar la
relación Na/K, es mejor evaluar individualmente las
concentraciones de los dos electrolitos. Muchos pe-
rros requieren una dosis menor que la dosis inicial
recomendada (Figura 4) [17,22]. Una vez identifcada
la dosis específca para el sujeto individual, se puede
indicar al propietario que le administre el medica-
mento (resuspensión del medicamento, aspiración e
inoculación), pero aun así se recomiendan controles
semestrales ya que los requerimientos del cuerpo pue-
den cambiar con el tiempo (también en función de las
variaciones en el peso corporal)[2,7].
Los perros tratados con DOCP pueden desarrollar po-
liuria/polidipsia, que se vuelve aún más pronunciada
en la semana inmediatamente posterior a la adminis-
tración. Esto puede ocurrir como resultado de una su-
plementación excesiva de glucocorticoides o porque
la dosis de DOCP es mayor que el requerimiento. En
este caso es aconsejable intentar primero reducir la
suplementación de glucocorticoides y en segundo lu-
gar reducir la dosis de DOCP hasta resolver la poliuria/
polidipsia[7,22,25].
El acetato de fudrocortisona (nombre comercial Flori-
nef®) es un mineralocorticoide sintético que, a diferen-
cia del DOCP, también tiene actividad glucocorticoide
intrínseca. En comparación con el DOCP, es menos
efcaz para controlar los electrolitos [5]. Florinef® está
disponible en comprimidos de 0,1 mg y la dosis inicial
es de 0,015-0,020 mg/kg/día (0,02 mg/kg), administra-
da en una dosis única o dividida en dos administracio-
nes diarias. También en este caso, como en el caso del
DOCP, la efcacia terapéutica se evalúa en función de la
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FEMENINO EN LA AGRICULTURA DE LOS PASTOS
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DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE HIPOADRENOCORTICISMO PRIMARIO
(ENFERMEDAD DE ADDISON) EN PERROS: REVISIÓN Y ACTUALIZACIÓN
Vásquez, et al.
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4. CONCLUSIONES
concentración de electrolitos. Se deben realizar ajustes
de dosis de 0,05-0,1 mg/día según la presencia de ano-
malías electrolíticas. Los electrolitos deben controlarse
inicialmente cada semana hasta que se estabilicen den-
tro de los rangos de referencia (Tabla 2).
Una vez normalizados, los electrolitos deben controlar-
se mensualmente durante los primeros 3 a 6 meses y
luego cada 3 a 6 meses a partir de entonces. En muchos
perros que reciben terapia con fudrocortisona, la do-
sis diaria del medicamento necesaria para mantener
los electrolitos dentro del rango aumenta durante los
primeros 6 a 12 meses hasta una dosis igual a 0,02-0,03
mg/kg/día [2,7,22]. Probablemente esto ocurre porque
se agrava la destrucción cortical y/o por una alteración
en la absorción o metabolismo del fármaco [5].
La principal desventaja de este fármaco se debe a su
actividad glucocorticoide. Puede ocurrir por tanto y de
manera no tan infrecuente, que con la dosis necesaria
para obtener un equilibrio electrolítico normal aparez-
can síntomas debidos a un exceso de glucocorticoides
(poliuria, polidipsia, polifagia, pérdida de peso). En es-
tos casos es necesario suspender cualquier glucocorti-
coides adicional y, si los síntomas no remiten, es acon-
sejable sustituir la fudrocortisona por DOCP, que sólo
tiene efectos mineralocorticoides[2,7,5,22].
Algunos perros tratados con fudrocortisona pueden
desarrollar hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia
e hiperglicemia como consecuencia del hipercortiso-
lismo iatrogénico y que generalmente se resuelven una
vez que se cambia a DOCP. El acetato de fudrocorti-
sona también puede ser muy caro, especialmente en
perros grandes; por esta razón el DOCP también puede
ser la mejor opción en términos económicos[5,7,13].
En humanos, la terapia se controla mediante la evalua-
ción de la renina plasmática. En la práctica veterinaria
esto no se hace porque la medición de este parámetro
es costosa y sólo se realiza en ciertos laboratorios. Sin
embargo, los resultados de un estudio mostraron que
las concentraciones de renina plasmática fueron sig-
nifcativamente más bajas en los perros tratados con
DOCP que en los perros tratados con fudrocortisona,
lo que convierte al DOCP en un mejor fármaco para la
suplementación de mineralocorticoides en perros con
hipoadrenocorticismo [1,2,5].
Glucocorticoides
El fármaco de elección para la suplementación de glu-
cocorticoides en perros con hipoadrenocorticismo es
la prednisolona [10]. Esto se debe tanto al bajo coste
como al fácil seguimiento de los niveles sanguíneos del
medicamento. En los perros tratados con fudrocorti-
sona, sólo aproximadamente el 50% de ellos requieren
terapia adicional con glucocorticoides; esto último es
casi siempre necesario cuando la fuente de mineralo-
corticoides está representada por DOCP[7,10,22].
La dosis fsiológica requerida de prednisolona es de
0,1-0,25 mg/kg/día, aunque en algunos casos una dosis
de 0,05 mg/kg/día es sufciente. Tras el diagnóstico, el
paciente suele ser dado de alta con una dosis más alta,
equivalente a 0,5-1 mg/kg/día, que debe reducirse en
las semanas siguientes. Los cambios de dosis deben
realizarse en función de los signos clínicos (vómitos,
diarrea, anorexia) y efectos secundarios (poliuria, poli-
dipsia, polifagia y falta de aire)[2,5,7,25].
Durante eventos estresantes como cirugía, trauma,
enfermedad o episodios particulares de agitación/ex-
citación para el animal (fuegos artifciales, tormentas
eléctricas) se recomienda aumentar la dosis glucocor-
ticoide diariamente incluso 2-10 veces para evitar in-
currir en una crisis addisoniana. De hecho, todos los
propietarios deben ser conscientes de que cualquier
fuente de estrés pone en riesgo al animal[1,7,22].
El presente trabajo detalla de manera práctica la infor-
mación más relevante y útil para el trabajo diario del
medico veterinario dedicado al área clínica y de medi-
cina interna de pacientes caninos. El hipoadrenocorti-
cismo o enfermedad de Addison, es un trastorno hor-
monal causado por una producción defciente de dos
hormonas generadas en las glándulas suprarrenales: el
cortisol y la aldosterona.
El diagnóstico clínico es de gran difcultad dado el com-
plejo de signos no patognomónicos y coherentes con
un numero amplio de enfermades más frecuentes en
caninos. La selección adecuada de pruebas de labo-
ratorio (ACTH para diagnosis defnitiva) y pruebas de
diagnóstico complementario son la principal responsa-
bilidad del médico veterinario encargado de tratar los
casos de hipoadrenocorticismo en el perro, sobre todo
por las diferentes formas de presentación de la enfer-
medad (primario, secundario o atípico).
Finalmente, se detalla el tratamiento apropiado de los
casos positivos a los diferentes casos de hipoadrecorti-
sismo, que en líneas generales consiste en reponer la
defciencia de mineralocorticoides y glucocorticoides
que no produce el organismo del perro. Se enfatiza la
administración precisa de prednisona para reempla-
zar el cortisol y de fudrocortisona para reemplazar
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5. CONFLICTOS DE INTERÉS
6. REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
la aldosterona. De igual manera durante la terapia, se
recomienda que los valores de electrolitos deben con-
trolarse con frecuencia hasta lograr una dosis estable.
Además, puede ser necesario un reingreso hospitalario
ocasional para control y realización de pruebas de se-
guimiento, lo cual se debe socializar de manera clara y
precisa con los propietarios.
El presente trabajo no presenta ningún conficto de in-
terés para los autores y sus respectivas instituciones.
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